4 miradas (más la ia) para volver al debate: La reducción de la Jornada laboral

Gira mágica y misteriosa a través de Keynes, Benjamin, David Graeber y Bill Gates y la ia. (Artículo incluido en la colección Cortocircuitos Neuronales, by Ctrl Zeth.)

Generativa ia Benjamin, el filósofo, mezclado con un robot

Nuestro querido Bill Gates vuelve a instalar un debate interesante. La reducción de horas laborales. Es más, arroja un número que él mismo considera equilibrado: 3 días por semana. Ritmo de trabajo que nos llevará a niveles de calidad de vida más humanos. La tecnología y el trabajo. Sí, porque Gates basa sus especulaciones en la evolución de las nuevas tecnologías, estas nuevas mentes robóticas. Si somos capaces de lograrlo, dice, tendremos tiempo para hacer otras cosas, ya que las máquinas se ocuparán de producir toda la comida y “demás”, sintetiza de manera magistral.

Mientras leía el artículo de Gates, recordé a John Maynard Keynes, el gran economista inglés, quien hacia el 1930 en su Economic Possibilities for our Grandchildren, predecía que probablemente y ante el avance tecnológico, para el 2030, el ser humano trabajaría solo 15 horas por semana. (En la década de 1950 comienza un imaginario cultural, una estética a través de películas, imágenes, historias, ciencia ficción sobre un futuro de coches voladores y comidas instantáneas salidas de las máquinas).

Aquel vaticinio del economista inglés ya lo había leído. Cortocircuito neuronal que me llevó directamente a David Graeber y su Bullshit Jobs (2018) en donde cita la hipótesis de Keynes, aunque la visión de Graeber al respecto no es la más optimista: en términos generales se siente estafado por todo lo que nos prometieron acerca del futuro. El antropólogo analiza que gran porcentaje de nuestros trabajos carecen de sentido y no aportan nada a la sociedad, más bien están ahí para mantener la rueda del consumo en movimiento. Tecnológicamente, alega Graeber, solo hemos avanzado en la Información.

Pero Gates construye otro futuro y se suma a esta nueva revolución, a este impacto tecnológico de los chatGPT y compañía, lo ve como un camino hacia la felicidad de nuestra especie. También expresa, como los expertos y nuevos gurús en este campo, que no debemos temer a ser reemplazados por las máquinas (además, aquí Hollywood nos hizo mucho daño) y verla como lo que es: la grana Herramienta de nuestro tiempo. Tampoco, sostienen, hay que compararla con la Revolución Industrial, en donde pasamos a ser autómatas; si no, con la Revolución de las artes visuales (fotografía, cine), donde experimentamos nuevas formas de apreciación estética ante el poder de la reproducción masiva, de la técnica.

Y esto último me lleva, claro, a mi queridísimo Walter Benjamin, filósofo alemán quien analizó en profundidad el concepto de Aura (1939) donde la tecnología había despojado la antigua autenticidad de las obras de arte y nos habías traspasado con la nueva técnica. Revolución. Pero, más allá de la afilada mirada de Benjamin sobre el porvenir de tantas cosas, mis cortocircuitos finalizaron, se cristalizaron en preguntas:

¿Y si los robots nos ayudan realmente a pasar de ser consumidores a ser creadores? ¿Y si las nuevas tecnologías recuperan el Aura y nos permiten ser pintores, escultores en nuestras respectivas disciplinas? Entonces el Aura ya no estaría en la obra en sí misma, tal vez en cada uno de nosotros.

Conclusión. Muchas preguntas. Y está bien, no debemos perder la perspectiva filosófica.

De acuerdo, supongamos que luego de una ardua transición, logramos trabajar 3 días por semana, las máquinas producen toda la comida y demás. Entonces, ¿Qué hacemos con el tiempo restante? ¿Qué tipo de nuevas sociedades queremos construir? ¿Hacia dónde llegaremos con la Información? ¿Corremos el riesgo de terminar como en la película Wall-e, tal vez?

Sí, interrogantes, pero mucha emoción, porque estamos en el borde del vórtice de nuestra era. Tiempos de… ¿inteligencia amiga? (Los animo a dejar sus apreciaciones, sus ideas acerca de cómo se imaginan una vida en donde trabajamos solo 3 días; nunca se sabe cuándo y dónde se empieza a cambiar el mundo).

Zeta Hochreuter
Zeta Hochreuter

4 comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *